17 julio 2008

LA MALTRECHA POLITICA

Nota del 03/12/2006
LA MALTRECHA POLÍTICA ....En lo político es sospechoso que argentina sea un país que prácticamente no honra dirigencia política alguna, siendo interesante ver esto en perspectiva histórica y comparativa.No hay reconocimientos (si de partes) a políticos (por contar) desde 1853 hasta la fecha, salvo Sarmiento pero mas por su condición de educador que de ex presidente (y hasta por ahí). Antes podemos contabilizar a Moreno, Castelli, Belgrano como hombres de la Revolución de Mayo, que genéricamente se los honra los 25 de Mayo, luego Manuel Belgrano el 20 de Junio pero un tanto disimulado en el Día de la Bandera. Los hombres de la Independencia despersonalizados tras el 9 de Julio (a su presidente Francisco Narciso Laprida lo mataron en 1829, tenia 43 años) y por último el 17 de agosto San Martín quien terminó sus días en Boulogne Sur Mer alejado de su patria; bastante se ha escrito sobre las desdichas de los forjadores de nuestra nación, da la sensación que tienen algún reconocimiento los ligados a la emancipación (siempre previa deshumanización) luego de emancipar hay que construir, bueno, ahí no queda uno. El análisis en que el pueblo siempre fue defraudado y equivocado puede ser cierto pero como única mirada es demagoga y poco sociológica, tan solo política, por darle un sentido metodológico a esta palabra. Si tomamos algunos ejemplos comparativos: en Uruguay todos sus ex presidentes suelen ser requeridos para expresar sus puntos de vista, lo que hemos podido apreciar en el conflicto de las papeleras. Lo propio podemos ver en Chile, en la última elección Presidencial, para Michelle Bachelet era un lujo hacer campaña con los ex presidentes de la democracia y dejando su mandato Ricardo Lago con índices impresionantes de aceptación popular. O lo que vemos en los países mas desarrollados en relación con sus hombres públicos. Incluso pude apreciar por televisión en la disputa de la Copa Davis en Rusia (competían en tenis Rusia – Argentina) estaba presente el ex presidente Ruso Boris Yeltsin, en nuestro país sería imposible. Lo mas simple en el análisis sería decir: también con los desastres que han hecho quien podría honrarlos? respuesta que tiene aristas de verdad, pero que nos excusa y justifica como sociedad que en definitiva por acción u omisión genera las representaciones. Cabe recordar que en todo análisis político, el drama es sortear dos formaciones culturales sumamente perversas, una es el populismo entendido como la cultura en la cual el pueblo quiere oír lo que le agrada y justifica, y la demagogia como forma de liderazgo (gobierno) en que se dice lo mas conveniente para seducir a la población. Luego el “fracaso” deberá encontrar culpables y justificaciones. Por ello y pensado el tema desde nosotros los ciudadanos en relación con nuestros representantes, no podemos descartar que en alguna medida ronden algunos impulsos sádicos y algo parricida en la construcción política argentina y viceversa del hombre público con sus conciudadanos.La Demonización de la política ha producido efectos muy negativos, por un lado que cantidades de ciudadanos mejor intencionados se abstengan de participar activamente en la vida pública lo que la deteriora. Tiene un efecto de exclusión inverso, porque el argumento es no participes en política porque pervierte, como si la vida no fuera en algún grado así; eso de pensar que el hombre es bueno o malo, cuando en realidad es bueno y malo, lo que éticamente se intenta hacer es potenciar las mejores partes, caso contrario la vida política como la vida misma deja de ser una cuestión de humanos y pasa a ser de héroes o santos, lo que es irrisorio. De ello se alimentan frases como “para hacer política hay que estar dispuesto a tirar la honra a los perros (del héroe)”, o la que intenta ser correctiva “si los hombres honestos se quedan en sus casas las buitres van al poder (del santo)”. Algo de esto debe haber visto Perón cuando decía “no se puede tirar todos los días un viejo por la ventana” (es muy caníbal). Esto, lisa y llanamente ha producido el aniquilamiento de la dirigencia política, como que es fuertemente aniquiladora de dirigencia en general (en este trabajo tratamos de la dirigencia política). Esto explica porque es tan exitosa toda política de renovación, no porque se quiera cambiar algo, que seria bueno, sino por sobre todo porque se quiere tirar todos los días un viejo por la ventana, para ocupar su lugar, y así sucesivamente. En este sentido son sinónimos el renovar, lo nuevo, denunciar, insultar, y los afanes de purificación o que se vayan todos. Alain Touraine señala en la vida política argentina un hipercriticismo. Otra cosa es la transformación producto de interpretar la historia y la vida pública en un sentido mas profundo, lugar en que el pensamiento critico es insustituible. Pero esta tendencia ha tenido momentos mas que trágicos en nuestro país, porque en el fondo, si la cultura tiene que ver con que hay que terminar con lo político, cada vez que apareció alguien dispuesto a hacer ese trabajo (en el peor sentido) seguro que va ha encontrar quienes lo aplaudan, en esto lo mas trágico fue el proceso militar pero en el marco de esta teoría la cuestión es de grados. Ocupar el lugar de lo viejo es viejo, suena como un gatopardismo político, de impulsos agresivos y muy conservadores, nada cambia; porque tras el “cambio” no aparece la política como modelo de construcción, solo el paso al laberinto del laberinto. El dirigente es un ser humano (ni santo ni héroe, bueno y malo); sucede que su mandato debe otorgar no mas de un 49 % de expectativa, el otro 51 % es indelegable como ciudadanos. Si fuera una cuestión de amistad y privada cada uno deposita lo que quiere, pero si se trata de la cosa pública hay que ser más prudente. Así nadie resultara defraudado. En tal sentido asumir la responsabilidad ciudadana, la publica, la colectiva, empiezan a sonar como términos positivos.-

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